Sabemos que en un mundo cada vez más globalizado y cosmopolita, la ventaja competitiva la podemos lograr teniendo una mentalidad más progresista, innovadora y revolucionaria. Pero en nosotros no debe primar solo el interés del desarrollo intelectual y económico, sino también la riqueza personal y el bienestar social. Los elementos primarios que sustentan este desarrollo se deben basar en el conocimiento, en las relaciones interpersonales y en las acciones. Todos se adquieren a través del lenguaje y la comunicación efectiva.
La ética del discurso, propuesta filosófica del Dr. Jürgen Habermas, es quizás a mi entender la nueva corriente que debe normar la sociedad actual del siglo XXI como teoría crítica de la modernidad.
La ética del discurso es una guía, que como punta de lanza de la Teoría de la acción comunicativade Habermas, nos ayuda a entender el modelo ideal de acuerdocon el cual hay que pensar la comunicación social, como quehacer orientado al entendimiento en el cual los sujetos coordinan sus planes de acciónsobre la base de acuerdos racionales, de equidad y de respeto. Este modelo sugiere, el uso de un lenguaje correcto que nos permita mejorar nuestras capacidades comunicacionales y la forma como nos relacionamos con los demás de manera inclusiva, respetando el espacio y el derecho que merecen nuestros iguales.
Muchas veces no reparamosen observar las reglas más elementales para mantener un discurso apropiado y de respecto a la dignidad humana. En ocasiones utilizamos términos inapropiados que nos parecen inocuos (cuando escribimos un memorándum, una comunicación oficial o hasta un acta de reunión), pero con resultados lesivos que deterioran las relaciones interpersonales. Para advertir estas concepciones patológicas en el terreno de nuestro mundo subjetivo, les recomiendo tomar en consideración los cuatro principios de la ética del discurso que sirven para darle validez a nuestrafundamentación discursiva:
1.- Inteligibilidad 2.- Verdad 3.- Rectitud y 4.- Veracidad.
1.- Inteligibilidad.Para ser efectivos en la comunicación debemos expresar nuestras ideas con claridad y precisión. Lo que pretendemos comunicar debe bastarse por sin mismo, sin necesidad de interpretación o explicación posterior.
2.- Verdad.Ser sincero con lo que se dice o se piensa, tender a un acuerdo recíproco sobre la base de normas y valores considerados como válidos.
3.- Rectitud. Comunicarnos dentro de un contexto normativo, donde estemos apegados a las buenas costumbres y a la disciplina.
4.- Veracidad.Apegados a lo autentico e integro, sin desvirtuar lo esencial.
En resumen, ¿Cómo salimos entonces de este círculo vicioso?
La respuesta de Habermas es: a través de una “fundamentación discursiva”, a través del acuerdo que alcanzamos en un “Discurso”(que de ahora en adelante escribiré siempre con la inicial mayúscula).